Comprendiendo el Proceso Inflamatorio
Seguramente en los últimos tiempos has escuchado a menudo que la inflamación es la causante de todos los males. Al menos, así lo leemos en casi todos los anuncios de dietas, suplementos o cursos de autoayuda en el area de la salud. Aunque el mundo del marketing y la publicidad tiende a tomar un tema, sobrevalorarlo y ponerlo de moda temporalmente, la realidad es que en el caso de la “inflamación”, no se exagera cuando decimos que juega un papel clave en una gran variedad de condiciones, que van desde la depresión, a la tendinitis; de la fibromialgia al cáncer; de problemas articulares hasta el envejecimiento en sí mismo.1

Para los terapeutas de masaje y otras terapias manuales, el tema de la inflamación puede llegar a ser sumamente confuso, por todas sus diferentes manifestaciones, tipos y mecanismos; por su complejidad a nivel de procesos químicos y celulares (Figura 1); y por las diferentes visiones de como trabajar o no según las distintas escuelas o tendencias.
Por ejemplo, en los cursos básicos de masaje se enseña que el propio masaje esta totalmente contraindicado cuando hay inflamación (como la que ocurre en lesiones agudas o en articulaciones inflamadas). Sin embargo, muchos terapeutas experimentados afirman en voz baja, que algunos tipos de toques, muy cuidadosamente aplicados, incluso directamente sobre el área inflamada, pueden resultar beneficiosos para sus clientes. (Entiéndase que aquí no queremos que usted trate de hacer esto, en base, únicamente de lo que está leyendo en este artículo; no se arriesgue a empeorar el nivel de dolor e inflamación de su cliente sin antes recibir una formación supervisada específica para ello).
Existen, además, otras preguntas acerca de la naturaleza y la función de la inflamación, que pueden influenciar la forma en cómo pensamos y trabajamos sobre la misma. ¿Qué papel juega el cerebro y el sistema nervioso central en el proceso? ¿Influyen los factores psicosociales, tales como el stress o la depresión? ¿Puede considerarse el dolor en sí mismo, como una respuesta inflamatoria?
Comencemos por repasar algunos principios básicos sobre la inflamación. En artículos subsiguientes, profundizaremos en cuestiones más específicas, incluyendo cómo nosotros, los terapeutas manuales, podemos trabajar con la inflamación de una forma productiva.
La inflamación es positiva
La inflamación no es otra cosa que la respuesta del sistema inmunológico para proteger y reparar los tejidos. Puede aparecer por una lesión, infección o irritación. La inflamación es positiva y necesaria. A pesar de la incomodidad o el dolor asociado que puede crear, sin inflamación, el cuerpo no podría ni protegerse ni repararse a sí mismo. En situaciones normales, la inflamación es un mecanismo auto regulado, que hace que la misma desaparezca una vez ha cumplido su propósito de protección y/o reparación.
Cuando la inflamación se convierte en negativa
Los problemas comienzan, cuando aparece lo siguiente:
Hipo-inflamación: Por algún trastorno inmunológico, el sistema no puede combatir una infección o reparar una lesión.
Hyper inflamación: Puede ocurrir por una reacción inmunológica desproporcionada con relación a la agresión recibida (como en casos de alergias o condiciones auto inmunes) o cuando una reacción inflamatoria normal no cierra su ciclo, el tejido se mantiene inflamado y se vuelve crónico.
La inflamación crónica o no resuelta está implicada en una larga lista de condiciones, que incluyen el asma, la enfermedad de Alzheimer, la depresión, la demencia, la hipersensibilidad, la artritis reumatoide, el síndrome metabólico y algunos tipos de cáncer. La inflamación no es solo uno de los factores en casi todas las condiciones crónicas, sino también está implicada en casi todas las molestias músculo esqueleticas, incluyendo el dolor crónico.2
Progresión de la inflamación
La respuesta inflamatoria natural progresa con el tiempo,

pasando por las etapas aguda, respiratoria y de adaptación (Figura 2). Aunque muchas de estas funciones ocurren simultáneamente (algunos procesos de resolución comienzan incluso en los primeros estadios de la inflamación), cada una de estas etapas prepara el terreno para la siguiente.
Respuesta aguda
Apenas segundos o minutos después de que los detectores del daño, peligro o patógenos han detonado la alarma para el comienzo de un proceso de inflamación aguda, las histaminas pro inflamatorias y las citocinas aumentan la vascularidad y la permeabilidad celular, y la región afectada se llena de plasma y de células inmunológicas (como los leucocitos). Las citocinas (comunicadoras inter celulares) atraen a las células inmunes mas cercanas; el enrojecimiento y el calor (Imagen 3) indican que la respuesta inflamatoria ya ha comenzado; el dolor o sensibilidad del área (por causa de la irritación de los nociceptores por los mismos químicos pro inflamatorios, por la presión mecánica causada por la hinchazón o como respuesta de protección), ayuda al cuerpo a evitar lastimarse más el área, en esta etapa inicial.

Reparación
Tras el periodo de horas o incluso días, las células especializadas (tales como las células mono nucleadas y los macrófagos), comienzan el proceso de degradación y eliminación de las células enfermas o dañadas. Una vez comenzado, este proceso de destrucción es regulado de cerca por otros mecanismos antiinflamatorios, que minimizan el daño, protegiendo así al tejido no dañado.3 Simultáneamente, los fibroblastos (los cuales, en sí, también tienen una fuerte capacidad antiinflamatoria) y otras células, comienzan el proceso de formación de tejido nuevo. El calor y enrojecimiento local disminuye, así como el dolor -aunque el dolor o estiramiento aun provoca una reacción de protección, en la medida en que se va formando y afianzando el nuevo tejido.
Adaptación
En los días, semanas o meses siguientes, el proceso pro inflamatorio va madurando y disminuye gradualmente, siendo las propias células de esta primera respuesta, las que ahora se convierten en blancos de degradación y fagocitosis, recogidos por el sistema linfático u otro mecanismos de resolución. El tejido continua fortaleciéndose, en la medida en que los fibroblastos comienzan a enlazar las estructuras de colágeno. La sensación se normaliza, la sensibilidad disminuye y el cerebro va re evaluando y soltando los mecanismos de defensa.
Inflamación Crónica
Los problemas comienzan cuando cualquiera de estas etapas no encuentra una resolución y la inflamación se convierte en crónica. Esto puede ocurrir cuando el sistema inmune esta sobrecogido por patógenos o por la extensión de la lesión, o cuando su capacidad de resiliencia se ve disminuida por otras situaciones, como el estrés, la inactividad, una mala dieta, la falta de descanso o sueño, etc. Otros factores como experiencias traumáticas en la niñez4 o factores genéticos pueden predisponer a la inflamación crónica. Pero la causa de muchas de las condiciones inflamatorias aún está no resuelta. Esto